Había pensado que había sanado el agujero que había en mí, o al menos lo había sellado, de forma que no doliera tanto. Me equivocaba. Se había limitado a excavar su propio agujero, por lo que ahora estaba carcomida, como un queso gruyer. Me preguntaba porqué no me derrumbaba en cachitos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario