La música es como la varita mágica del hada madrina, transforma las calabazas en carrozas.
Un día de invierno, olor a tostadas, dulce de leche, una ventana mojada por la lluvia, risas, carcajadas, un perfume intenso. Una pelota de futbol embarrada, un abrazo, una voz, un álbum de figuritas completo. Una pileta climatizada, olor a cloro, ojos rojos, sandwichitos de jamón y queso, una foto, Vodka, un fogón, una guitarra, un atardecer triste. Piso de madera con olor a polvo y humedad, paredes húmedas, frías, silencio, una muñeca de trapo. Lluvia, soledad, un auto con olor a nuevo, un bosque, tierra removida. Olor a cuero, tierra arrasada, fuego, humo, una manta, frío y calor. Ruido de tacones sobre un piso de madera, un río, un atardecer, el calor de su pecho. La música llega donde no llegan las palabras, es un olor, es un color, una textura, llega directo al centro de tu alma. No pensar, sentir, nunca somos más genuinos que cuando escuchamos una canción que nos conmueve. Para mí la música es magia, la música es un milagro, un milagro que nos encuentra, un milagro que nos ilumina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario